“Hay que escribir la historia de Estafeta con los que todavía están” GERD GRIMM

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altPocas empresas mexicanas pueden jactarse de vencer a la competencia de las trasnacionales. Estafeta lo logró y no sólo eso, sino que a lo largo de sus casi cuatro décadas se ha colocado como la mejor empresa de mensajería y paquetería, su lema resuena en la memoria de todos los mexicanos “Mejor Estafétalo” y se ha convertido en un referente de logística a nivel mundial.


Estafeta es una gran marca comercial en México, pero es mucho más que eso. Es también un caso de éxito, de innovación y de emprendimiento en logística…fue la pionera que introdujo en México, casi por cuenta propia, el servicio doméstico de paquetes y documentos urgentes de puerta a puerta”, escribe Oscar Howell-Fernández en el prefacio del libro que recaba la semblanza de esta exitosa empresa: La historia de Estafeta. Un recorrido excepcional.


En la publicación, que saliera a la luz en junio pasado, el escritor revela el camino del éxito de Estafeta y materializa el deseo de Gerd Grimm de plasmarlo para las futuras generaciones “Hay que escribir la historia de Estafeta con los que todavía están”, por lo que en esta ocasión Motor a Diesel dedica su sección “Ayer” al sueño de este empresario que apostó todo por México.


“Estafeta fue fundada el 8 de agosto de 1979. El socio mayoritario fue Gerd P. Grimm, y los socios minoritarios fueron los señores Page de Genmar, Elke Meyer y Agripín Martín Casillas”.alt


El primer Centro Operativo de Estafeta estuvo ubicado en Paseo de la Reforma, “este fue el lugar en donde se “manejó” el primer envío de la historia de la compañía con una pequeña operación liderada por Agustín Villavicencio, el supervisor de operaciones en el Distrito Federal”. Fue hacia finales de 1980 que el Centro Operativo se mudó al Peñón de los Baños y ya se contaba con centros operativos en Guadalajara y Monterrey, “a partir de 1982 se llegó a tener un promedio de mil envíos diarios. Durante 1980-1985 las entregas y recolecciones locales se hacían con “combis” propias marca Volkswagen, y después se empezó poco a poco a usar motocicletas. La operación foránea se contrataba con las líneas de transporte de pasajeros, tanto aéreo como terrestre. De esta forma se enlazaba al Centro Operativo del Peñón con el resto de las ciudades de la República”.


Sin embargo ante el cambio en las condiciones de negociación con las líneas de transporte, Estafeta decidió lanzar entre los años 1985 y 1986 sus primeras rutas foráneas propias, utilizando diversas estrategias para hacer llegar los paquetes a destino.


“La operación del Peñón de los Baños se mantuvo hasta el año 1985. En ese momento se decidió la compra del primer edificio para construir un Centro Operativo (COP)... cerca del aeropuerto de la Ciudad de México. En el momento del cambio al nuevo COP el volumen de envíos alcanzó en promedio los 5 mil diarios”.


altTras enfrentar la denominada “década perdida” y a pesar del negro panorama económico, la época que inició en 1985 para Estafeta estuvo marcada por importantes inversiones de cara al futuro y a la consolidación del negocio. “Estafeta y sus accionistas apostaron por la recuperación de México de forma decidida y certera. El planteamiento estratégico fue invertir en equipos de transporte, ofrecer nuevos servicios en la mensajería y paquetería, apostar por el cambio político que se empezaba a notar y más allá, por el cambio en las regulaciones del transporte terrestre y las privatizaciones para fomentar el desarrollo de la red carretera.


Pero la mayor apuesta fue creer que la nueva fase de apertura del sistema mexicano traería consigo el fortalecimiento de la empresa pequeña y mediana, así como la consecuente adopción de métodos modernos de transporte y logística para alcanzar niveles de competitividad de clase mundial en todos los sectores. En este ámbito Gerd Grimm veía las mayores posibilidades y se proponía construir su visión para el futuro, a pesar de las múltiples limitaciones de infraestructura, telecomunicaciones y regulatorias que aún sufría el país”, señala en su libro Oscar Howell-Fernández.


Es con esta base que entre los años 1985-1995 Estafeta vive su época más importante pues pasa a ser un fuerte competidor en el mercado mexicano. “Se tomaron decisiones estratégicas para establecer el valor de la marca y para aprovechar la ola de recuperación económica que inició con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari en diciembre de 1988… en 1989 se operaron 1,814 000 envíos anuales, y al final de 1992 se alcanzó un total de 11,250 000 recolecciones y entregas anuales. Un crecimiento acumulado del 620% en tres años, lo que marcaría para siempre a todos los empleados y desde donde se forjó la cultura de una empresa sumamente exitosa de cara al futuro.


Al finalizar 1995, Estafeta alcanzaba una facturación de 1,150 millones de pesos anuales y una operación de más de 17 millones de envíos. Se tenía una empresa de transporte propia con cobertura de larga distancia y un equipo directivo renovado y profesional”. Diez años más tarde y operando con nuevas tecnologías e internet, Estafeta se aproximó a los 42 millones de envíos con más de 3,500 empleados. “En el ámbito operativo se logró elevar la calidad en el cumplimiento de compromisos de entrega hasta el 95% mientras se ampliaba la red de operaciones y la cobertura. El proceso de cambio en la logística en México impulsó a mejorar la flota de transporte terrestre y además crear una línea aérea de carga propia (Estafeta Carga Aérea)”.

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