Burros, mulas, caballos, tranvías, autobuses, metro, trolebuses, microbuses, tren suburbano, combis y metrobús; las ciudades del país han visto transformarse no sólo el transporte de pasajeros, sino también los caminos y la manera en que la gente se mueve en ellas.
En México la historia de este rubro comienza a partir de los primeros animales de carga que fueron traídos a América desde Europa, para un país como el nuestro un cambio como éste resulto ser muy importante, pues además de la capacidad de carga, se reducía considerablemente el tiempo de traslado.
Por mucho tiempo los animales fueron una extensión de los seres humanos, sin embargo en la segunda mitad del siglo XVIII el ferrocarril llegó a revolucionar la manera en que la gente se movilizaba, pues los viajes eran cada vez más largos y más cómodos a diferencia de las diligencias que podían tardar días en llegar a su destino.
Por su parte las ciudades crecían a pasos agigantados y las necesidades de traslado fueron mitigadas por el tranvía y paulatinamente los camiones de pasajeros se convertirían en los reyes del camino, dejando en el olvido a este transporte. Años más tarde el sistema colectivo metro revolucionó la manera de moverse en las grandes ciudades ya que para el año 1969 la Ciudad de México vería por primera vez en funcionamiento uno de los transportes más eficientes del mundo.
A partir de ese momento y debido a la explosión demográfica se han creado nuevas rutas y se han invertido millones de pesos en solventar las necesidades de traslado de sus habitantes, pues siendo México una de las ciudades más grandes del mundo requiere de todos los recursos para continuar en actividad.
Todo ello trae mejoras económicas, sociales, culturales, que tardara en unos años en ser el punto medular de un acercamiento total con otros continentes.