Las nuevas tecnologías para el transporte requieren de apoyo

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En pleno siglo XXI uno de los problemas que mayormente aquejan a todas las sociedades es el cambio climático, hoy es un reto enorme contrarrestar las consecuencias de la actividad humana y es de todos conocido que el transporte es una de las que mayormente abonan en la emisión de gases de efecto invernadero, detonante primordial del calentamiento global.

En este contexto Michiko Amemiya Ramírez, Profesora-Investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que ante esta situación es necesaria la implementación de tecnologías alternativas en el transporte público, tales como la utilización de energía sustentable proveniente de motores de hidrógeno o eléctricos, con lo que se estarían disminuyendo considerablemente las emisiones de gases efecto invernadero.

“Un agente altamente contaminante son las emisiones que el transporte público aporta al ambiente. Las emisiones de gases de efecto invernadero están muy relacionadas con el cambio climático y, por tanto, reducirlas a un nivel masivo como lo puede ser el transporte público, implica mejoras en la calidad de vida de los habitantes y en general es una contribución para la mejora de las condiciones de sostenibilidad del país”, comentó la especialista que participa en el 7º Congreso Internacional del Transporte (CIT) que organiza la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM).

Según explica la investigadora Michiko, experta en energías sustentables, existen motores alternativos para el transporte público con los que se reducirían hasta en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero, uno de los puntos sensibles del transporte terrestre de pasajeros.

Anotó que también existen ventajas en términos de impuestos porque hay programas que disminuyen tanto la tenencia como el número de verificaciones anuales y que, de implementarse, se podría obtener el apoyo de entidades internacionales pero para ello es necesario contar con la infraestructura pertinente para el uso de estos motores y en este punto es necesario contar con políticas públicas encaminadas a fomentar el uso de este tipo de alternativas sustentables en el servicio público de transporte.

Y es que, como lo explica la investigadora, las políticas existentes en esta materia están implementadas al uso de los biocombustibles. “Por el tipo de decisiones que toma el gobierno federal, uno se da cuenta que la política pública está más implementada a otro tipo de combustibles, se está haciendo un cambio hacia biocombustibles en vez de optar por tecnologías de emisión cero, como pueden ser los motores de hidrógeno o los motores eléctricos”, explicó.

Y puntualizó “lo que implicaría el cambio de tecnología es que cada quien tome consciencia y tenga una acción para hacer un cambio y no solamente dejar que lo hagan las grandes empresas o el gobierno. Mi trabajo es analizar las diferente tecnologías, dar las alternativas que existen y cómo se podría implementar, y creo que tenemos que empezar a pensar como un conjunto para poder aportar a la mejora de calidad de vida de todos los habitantes”.

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